viernes, 21 de noviembre de 2008

EL VERDADERO MONSTRUO EN COMPUTACIÓN



Con la tranquilidad que transmite, Diego Vardalez, hacker de pasión, da giros de 180 grados cuando se transporta entre sus dos mundos: El físico y el informático.


Diego Luis Vardalez Plaza, a sus 21 años, alcanzó uno de los anhelos más grandes en su vida como hacker. Digamos que pretendemos, aunque sabemos que hasta pretender le genera flojera a nuestra generación, saber la definición de lo que es ser un hacker. ¿Cómo se podría definir la palabra hacker? Es un término que, en nuestros tiempos, ha generado gran impacto en nuestra sociedad, una sociedad que se encuentra en pleno cambio, una sociedad que ha creado a muchos seres con doble personalidad, dos vidas, las dos reales, una que no podemos negar porque nos obliga a presentarnos físicamente, y la otra, la que le permite a nuestro álter ego ser todo lo que en la otra no nos atreveríamos ser. En esta segunda vida ha surgido este personaje llamado hacker, que, en todo caso se podría definir como: “El neologismo utilizado para referirse a un experto en varias o alguna rama técnica relacionada con la informática”. Estos eruditos de las redes pueden hacer o deshacer lo que desean solo con algunos códigos; crean, destruyen y distorsionan a su antojo esta vida paralela, aunque generalmente ayudan al desarrollo de este mundo de computadoras. Así como Dios tiene un Lucifer, los hackers tienen al cracker, un personaje antagónico, un personaje que decidió separarse y unirse al lado oscuro, un pillo que busca hacer de las suyas robando páginas Web, cuentas de bancos y cualquier cosa que se pueda robar a través de Internet, el Anakin Skywalker que algunos queremos llegar a ser. Al preguntarle a Diego en cual de los lados de la fuerza se encontraba, él me respondió con desconcertante sabiduría: En la “red de redes”, así como en la mitología griega, los dioses no son perfectos, Zeus también tiene algo de Hades en su ser, y el hacker a veces puede ser cracker, un dios andrógeno, un dios que creó a sus hijos para su propia conveniencia.

“Yo tenía 13 años cuando me compraron mi primera computadora, pero era DOS, osea que no me servía mucho esa porquería. Yo empecé en el mundo de la informática cuando en el cole le robaba los exámenes a mi profe de computación, él se daba cuenta de las cosas que hacía, pero era un chibolo mariconcito, asi es que no le hacía broncas a nadie. En los siguientes años estuve aprendiendo solo cosas básicas como crear páginas Web o utilizar programas básicos de computación. Así de tranquila era mi vida hasta que un hacker mexicano me robó un blog que yo tenía, decidí rastrearlo hasta que di con la de él, en ella enseñaba a hackear, después seguí indagando en más sitios para aprender mejor.”

La sala de operaciones de Sdm Perú, como se hace llamar Diego en la Web, es un pequeño espacio contiguo a su dormitorio, tan solo separados por una pared. Es pues, un lugar de despojo, un templo donde el santo de pantalla y teclado se poza sobre un escritorio, y donde Diego y Franco, amigos desde que estudiaban en el colegio, dedican el día a venerar con rituales lúdicos, o mejor llamados juegos online, a la santa PC. Papitas fritas, gaseosa sabor a limón y una cajetilla de cigarros a medio terminar, todas estas cosas son complemento de la personalidad de este joven capo de las computadoras, mirada calculadora pero que no mata sino es solo en Counter Strike y un trato desesperadamente amable pero frío, muy diferente a la elocuencia que me mostró por el correo electrónico al pedirle la entrevista. Diego guarda en sí una personalidad que genera tensión, una bomba que no se sabe cuando explotará y que espera ser activada cuando se encuentra en el mundo cibernético.

Como a veces uno decide estudiar cosas porque solo están de moda o son carreras relajadas, yo decidí estudiar comunicaciones y Diego cocina, pero él no fue tan terco y se retiró en segundo ciclo, bueno, también se dio cuenta que lo suyo era la informática, hay que darle crédito a su valentía. “Los primeros ciclos en Ábaco los pasé como las huevas porque ya eran cosas que yo había aprendido por mi cuenta, pero los siguientes si me tuve que esforzar”, me comentó mientras fumaba un cigarrillo que iba a terminar como los 10 amigos que lo esperaban en el cenicero.

Hace unos años unos amigos me dijeron que escuchara Radio Patea, una radio online de un tipo de quien ni recordaba el nombre, me explicaron que el susodicho había hackeado un servidor y en él se le ocurrió montar esa radio, yo me sorprendí no solo en ese momento sino también en el momento que Diego me dijo que ese fue su siguiente paso como hacker. “La radio la cerré a los 4 meses de que fue creada porque mi vieja se asó por los cerdos de mis amigos que solo hacían destrozos en el cuarto.”


31 de diciembre del 2007: Cae preso el hacker Cyber Alexis por robo de cuentas de bancos.


Diego conocía a Cyber Alexis sólo por correo electrónico. Era un hacker más, un buen contacto con el que podía compartir información de cómo apropiarse de nuevas páginas, nunca imaginó que ese amigo sería capaz de robar cuentas de bancos.

Diego: Todos los hackers amigos de Cyber Alexis empezamos a hackear páginas de Internet y mandar mensajes por su liberación, pero yo pensaba en grande…

Franco: ¡Pensabas como huevón!…

Diego: jajaja. Si, también pensaba como huevón. Bueno, asi es que el lunes decidí hackear la página del diario Correo y el Ojo porque estaban en el mismo servidor.

Franco: Al día siguiente estábamos viendo una película en la casa de un pata, cuando de pronto vimos la noticia de las páginas que Diego había hackeado. Todos le hicimos barrita.

El silencio desesperante se transforma en elocuencia inesperada cuando a Diego se le pide que cuente sus hazañas. Se jacta de los logros que lo hacen ser respetado, no sólo por la comunidad hacker, sino también por sus amistades. Ríe con Franco cuando cuenta la historia de cómo le enseñó a robar la cuenta de Messenger a su enamorada. Es callado, pero hablar de él lo hace reencontrarse de nuevo con el mundo que lo conforta, que lo hace sentir en paz.

El día martes 22 de enero a la 9:00 a.m. Diego se disponía a comprar una cajetilla de cigarrillos en una tienda que estaba a cinco casas de la suya. Al regresar a su casa vio, con cierta sospecha, a un repartidor de recibos que estaba hablando por un teléfono celular. “Tal vez recién me están haciendo seguimiento”, pensó en ese momento. Esperó sentado en la computadora hasta que llegue Yannet, su anterior pareja. A las 5:00 p.m., después del sexo rutinario y, ya extasiados, salieron los dos juntos a la misma tienda a comprar galletas y gaseosa.

“Neta, ese pata de allá me esta siguiendo, jajaja.”

Al terminar de comprar, un tipo extraño se les acercó:

-¿Diego? ¿Te llamas Diego, no?
-Si.
-¿Podemos hablar un momento?
- No, no te conozco.

Con fuerza el tipo jaló del brazo de Diego y 4 personas más aparecieron en la escena.

Diego Luis Vardalez Plaza, a sus 21 años, alcanzó uno de los anhelos más grandes en su vida como hacker: Ser arrestado por un delito cibernético.

Los policías se identificaron como agentes de la Divindat después de mencionarle que estaba arrestado. Yannet corrió rápidamente a la casa de Diego, desde ese momento fue ella el hombro y el regazo dispuesto para que a diego no le falte nada. Los vecinos, como aves carroñeras, salieron a ver el gran espectáculo, tal vez un vendedor de drogas, tal vez un asesino, tal vez un proxeneta. Franco llegó un momento después, como todos los días que se escapa de las maldiciones de su madre, pero se encontró con la maldición de los vecinos: “¡El es su amigo! ¡El para con Diego!” Franco, desconcertado, se enteró por palabras de la abuela de Diego de lo que había sucedido y fue al alcance de Yannet, que desconsolada lloraba en la Comisaría. Franco nunca pudo ir a visitar a Diego al penal, fue pues, por culpa del trabajo.

Diego pasó un mes entero entre rejas. Primero fue interrogado en las instalaciones de la Dirincri, después llevado a los calabozos del Poder Judicial, y por último fue trasladado al penal de San Jorge, de donde salió con libertad por comparecencia.

“¡Caushita, no te preocupes, acá no va a pasha na’!” Siempre todos los presos y los policías, en los tres lugares, fueron amables con Diego, tal vez vieron lo que yo logro también ver o ¿La raza también sirve en los penales? Enlazó amistad con un chico que era extorsionador en los calabozos del Poder Judicial, con quien también compartió los primeros días de prisión en San jorge hasta que los transfirieron a pabellones distintos. También logró conocer a la familia de Absalón Vázquez, quienes le regalaron comida y conversaron con él largo tiempo diciéndole que lo ayudaban porque lo habían visto en la televisión. Por último, y con un gran golpe de suerte, conoció a un preso que le ofreció que se traslade al “Santuario”, que es el cuarto donde está detenido un ex miembro de las fuerzas armadas, en este caso con el gran personaje del fujimorismo José Luis Aybar. En este sitio Diego alivió tensiones, se sentía cómodo, podía comunicarse por celular con su madre y podía ver televisión en la misma celda. “¡Maldita sea la hora en que me regresaron a mi casa!”

Aún Diego tiene que esperar el tiempo que le tome al Poder Judicial tener todo listo para que se lleve a cabo el juicio que él, con mucha tranquilidad, espera.

Cuando me comuniqué por primera vez con Sdm me dijo algo que después me haría definir completamente su personalidad, pero que al fin y al cabo es lo que nos define a todos los seres humanos, el ego escondido que todos poseemos.

-Hola Diego, soy un alumno de la San Martín y te quisiera realizar una entrevista para una crónica que pienso escribir sobre ti.

-¿Qué? ¿Con quién? ¿Con el hacker de Ventanilla a quien metieron preso? Jajajaja.

jueves, 20 de noviembre de 2008

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¿Con qué palabra puedo empezar una carta de la cual no conozco propósito ni razón? Remito mis palabras en letras y no en sonidos con el anhelo de poder desconfiar más de mis supuestas conjeturas de tus amores escondidos, prohibidos. Ayer pude ver que me veías, veías con esos ojos, aquellos de los que aprendí a obviar el color y adorar tu alma. ¡Si! Ayer te vi viendo los míos. Pena que ver desde una fotografía no sea válido, el romance del hombre con una imagen; el temblor hermoso que retumba en mí cuando los poseo y la boca balbuceante que muere por explicarle a alguien lo mucho que vive por aquellas ventanitas mi tranquilidad.

¡No! Tan solo eres mariposa que no encuentra su flor, tan solo hurgas entre los espacios que puedas, buscas y siempre regresas al punto de partida, orgullosa de tus alas desplegadas y no te culpo, eres bella esperanza y triste partida, eres el punto de despegue y de descenso, eres viaje superficial que al transformarse en profundo no te deja escapar.

No te hablaré del pasado, siempre serás la tinta que no se consume, el papel que no se mancha. No morderé tus labios en mi cabeza porque tengo miedo que de tanto pensarlo anclen en los reales y podamos hacernos más daño.
No pisaré el viento porque de él ambos aún respiramos, lo contaminaré, buscaré aquel que expiras para reciclarlo en pequeños alientos que transformaré en suspiros tan sólo para poder escucharlos a solas.

No confundas mis palabras, tu amor aún me reconforta, me desquicia exquisitamente, aún sonreí ayer cuando vi tus ojos, aún me arrancas sonrisas reconfortantes y orgullosas de que estés logrando lo que quieres, quisiera pensar en ti siempre, pero también debo hacerlo por mí, y la mariposa emigró hacia otra flor, tal vez más buena, tal vez más acogedora.

Quisiera decirte tantas cosas, tantas cosas nuevas y buenas que me están pasando, quisiera apoyar mis anhelos de nuevo en tus oídos, escuchar tus palabras y la felicidad que transmites, y ser ambos un monólogo que siempre comienzan como dos voces: La tuya y la mía.

No te guardo rencor, y lo sabes, nunca lo haré, lo que puedan decir nuestras bocas saben nuestros interiores que es mentira.

Te extraño como amiga, como compañía, como lo que fuimos, esa relación que nunca pude definir y espero no hacerlo nunca. Me entristece saber ahora apoyas tus historias en otros oídos, que ahora otra regazo es en el que tu escondes, pero me alegra, al fin y al cabo, que estés feliz...y te deseo lo mejor.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

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Tropiezo con las mejoras…
¿Y tú?

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